Actos Enervantes: Al que nunca se fue

viernes, 3 de diciembre de 2010

Al que nunca se fue

Lamento comunicaros que hoy no os reiréis en absoluto de nada de lo que escriba. Será una de las pocas veces que usaré esta plataforma como el lienzo que ahora necesito para dibujar una emoción.

Después de año y medio sin verlo regresar, aún lo recuerdo. Sigo sin aceptar que en ningún momento va a volver a llamar a nuestra puerta. En mi interior, noto como si un niño preguntara "¿Y cuando va a volver?", cuando sabe que nunca regresará. Aún después de tanto tiempo, continúa el duelo, creyendo que está de vacaciones muy lejos, y que nos sorprenderá en cualquier momento apareciendo misteriosamente. Aún lo veo allá donde mire, en las caras de las personas, en los gestos, las miradas... Siento como si su esencia se hubiera repartido por el mundo, inundando una pequeña parte de cada uno de nosotros.

Necesito hablar de esto, necesito susurrar lo que no puedo gritar a voces, lo que hoy, sábado 4 de diciembre me preocupa es el recuerdo de alguien que marchó, pero nunca se fue, aún a pesar de todo.

Aún siento el ataque de los recuerdos, de las sensaciones. Recuerdo como si fuera ayer el día en que todo terminó. Recuerdo que, cuando llegué a casa, pensé: "¿Ya está? ¿Hemos terminado?". Es totalmente horrible. Es la peor pantomima de un ser humano, la muerte, y los que sepan lo que es me darán la razón. Es inútil fingir que nada ha ocurrido, es como correr desesperadamente hacia una meta que jamás existió, o intentar construir una casa con arena. Aún hoy, me siento abrumado. ¿Cuándo terminará el dolor? A todas horas, constantemente, en cualquier frase, en cualquier hueco de mi memoria, se hace la luz de la oscuridad, y termina apareciendo la imagen que me quedó de aquel recuerdo, de aquella función teatral que nos dejó a todos sorprendidos. Creo que nunca me recuperaré de la enfermedad de su desaparición. Temo que el dolor me acompañe siempre en cada paso que doy, en cada gramo de aire que respiro. Siento que él nunca dejará de vivir, nunca dentro de mí. Noto que todo es una pesada broma y que yo soy la víctima, pero el sufrimiento es real, ¿Cuándo me dejarás en paz?

Podría comenzar cientos de renglones como el anterior, pero absolutamente ninguno de ellos conseguirá que vuelva a verlo otra vez. Olvidaré su cara, podré olvidar su voz y su forma de hablar, pero jamás olvidaré quien era, ni qué hacía aquí, ni siquiera comprenderé el por qué del dolor, del recuerdo, del olvido en un nicho polvoriento y agrietado, nunca entenderé qué fue lo que le llevó a irse de aquí, ni por qué se lo llevaron, cuando aquí lo tenía todo.

Me asombra ridículamente todo lo que quedó por conocer, y todo lo que le quedó por decirnos.

M.M.M.

0 comentarios:

Publicar un comentario

O comentas o te comento ... Créeme, será mucho peor si lo hago yo.