Actos Enervantes: diciembre 2010

jueves, 16 de diciembre de 2010

Contrólame

 Hola,

Creo que voy a apuntarme a un curso de CEAC de controlador aéreo. Dedicándole un poquito de tiempo al día, solucionao, ya no tendré problemas a la hora de viajar a ningún lado, y no lo digo por mí, sino por todas las personas que se han quedado en tierra en este ultrapuente.
Joéee... ejque vivimo mu estresaos!
Pues aquí se hace lo que se ha hecho de toda la vida, se zurre usted la banana, y a otra cosa, mariposa
 Pues vale, pero me la zurriré delante de mi plasma de 270'', aprovechando la cuenta premium del Youporn
Anda el jodío, que cachondo. ¿Y a vosotros nadie os ha enseñao en lo que consistía ese trabajo? Porque claro, no me imagino un controlador llegando a su puesto y diciendo: -¡Oh, Dios mío, yo creía que esto de sincronizar aviones era como cuando jugaba de pequeño a los Legos!
Vamos a ver lo que decimos, cuidao, que yo de Legos nada, que yo siempre he jugado con mi última generación de Madelman, Ref. 89-56678000, que hacía paellas y arroces a banda que se las pelaba, el tío.
Sí, claro, ejem, bueno, el caso es que tengo preparado un pequeño jueguecito. Yo le pasaré unas imágenes, y usted tendrá que decirme qué es lo que ve en cada una de ellas, lo primero que le venga a la cabeza, ¿de acuerdo? Comenzamos:

Un hombre haciendo huelga.
Hum... curiosa interpretación. Imagino pòr qué lo dice. Sigamos:


Ah, sí, mire, lo que yo me toco cuando hago huelga
 Esto va a ser más difícil de lo que creía... sigamos.

Esta silueta me es vagamente familiar...
Ya veo... ¿Ya no recuerda de qué...? Bueno, da igual, siguiente:

Ah, vale, sí, este lo tengo yo aparcaico en mi garaje, je, je, je... es buen chico.
¿De verdad? ¿Y cómo alguien con un Ferrari puede vivir estresado?
¡Que no, hombre, que era broma! No tengo ningún Ferrari
Ya me lo esperaba... esto empezaba a ser del todo incongruente
Anda, pues no, ¿Qué se ha pensado usted de mí? El mio es un Porsche...
[Mindfuck]

viernes, 3 de diciembre de 2010

Al que nunca se fue

Lamento comunicaros que hoy no os reiréis en absoluto de nada de lo que escriba. Será una de las pocas veces que usaré esta plataforma como el lienzo que ahora necesito para dibujar una emoción.

Después de año y medio sin verlo regresar, aún lo recuerdo. Sigo sin aceptar que en ningún momento va a volver a llamar a nuestra puerta. En mi interior, noto como si un niño preguntara "¿Y cuando va a volver?", cuando sabe que nunca regresará. Aún después de tanto tiempo, continúa el duelo, creyendo que está de vacaciones muy lejos, y que nos sorprenderá en cualquier momento apareciendo misteriosamente. Aún lo veo allá donde mire, en las caras de las personas, en los gestos, las miradas... Siento como si su esencia se hubiera repartido por el mundo, inundando una pequeña parte de cada uno de nosotros.

Necesito hablar de esto, necesito susurrar lo que no puedo gritar a voces, lo que hoy, sábado 4 de diciembre me preocupa es el recuerdo de alguien que marchó, pero nunca se fue, aún a pesar de todo.

Aún siento el ataque de los recuerdos, de las sensaciones. Recuerdo como si fuera ayer el día en que todo terminó. Recuerdo que, cuando llegué a casa, pensé: "¿Ya está? ¿Hemos terminado?". Es totalmente horrible. Es la peor pantomima de un ser humano, la muerte, y los que sepan lo que es me darán la razón. Es inútil fingir que nada ha ocurrido, es como correr desesperadamente hacia una meta que jamás existió, o intentar construir una casa con arena. Aún hoy, me siento abrumado. ¿Cuándo terminará el dolor? A todas horas, constantemente, en cualquier frase, en cualquier hueco de mi memoria, se hace la luz de la oscuridad, y termina apareciendo la imagen que me quedó de aquel recuerdo, de aquella función teatral que nos dejó a todos sorprendidos. Creo que nunca me recuperaré de la enfermedad de su desaparición. Temo que el dolor me acompañe siempre en cada paso que doy, en cada gramo de aire que respiro. Siento que él nunca dejará de vivir, nunca dentro de mí. Noto que todo es una pesada broma y que yo soy la víctima, pero el sufrimiento es real, ¿Cuándo me dejarás en paz?

Podría comenzar cientos de renglones como el anterior, pero absolutamente ninguno de ellos conseguirá que vuelva a verlo otra vez. Olvidaré su cara, podré olvidar su voz y su forma de hablar, pero jamás olvidaré quien era, ni qué hacía aquí, ni siquiera comprenderé el por qué del dolor, del recuerdo, del olvido en un nicho polvoriento y agrietado, nunca entenderé qué fue lo que le llevó a irse de aquí, ni por qué se lo llevaron, cuando aquí lo tenía todo.

Me asombra ridículamente todo lo que quedó por conocer, y todo lo que le quedó por decirnos.

M.M.M.